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miércoles, 9 de septiembre de 2009

TICIO ESCOBAR - LA MALDICIÓN DE NEMUR

OBRA: LA MALDICIÓN DE NEMUR
Acerca del Arte, el Mito, y el Ritual de los Indígenas
ISHIR del Gran Chaco Paraguayo
Por TICIO ESCOBAR
Departamento de Documentación e Investigaciones
Centro de Artes Visuales / Museo del Barro
Asunción-Paraguay 1999 (397 páginas)
Publicado con el auspicio de la Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI) y
El apoyo del Ministerio Francés de Asuntos Extranjeros,
a través de la Embajada de Francia en Paraguay.
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Este libro lo podrá adquirir a través de Portalguarani.com
Precio de venta: 130.000 Guaraníes.
Consultas: info@portalguarani.com
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INTRODUCCIÓN
LOS ESCENARIOS
** Fuera de todo designio etnográfico, el proyecto de este libro surgió tras la idea de tratar el arte de los ishir del Gran Chaco Paraguayo. Pero, particularmente en los terrenos de la cultura indígena, el trabajo estético se realiza en lugares distintos: el splendor formae ocurre, por cierto, en los escenarios del arte, pero también se manifiesta en los ámbitos del mito y el ritual. Por eso, enseguida aquel proyecto desembocó en un paraje provisto de muchas dimensiones, superpuestas a veces, a veces separadas, interconectadas siempre. Y, por eso, este libro transita esos terrenos diversos y accidentados sin pretender acotar lugares ni trazar lindes claros: considera lo artístico a través de su búsqueda de afirmar la retórica del mito y de enfatizar los efectos de la escena ritual. Los oficios del arte deben ser tratados más corno si constituyeren un sesgo que cruza los otros haceres, encendiéndolos brevemente a su paso, que como si integraran una acción en sí misma explicable.
** Aunque se refiera a los ámbitos recién señalados, este trabajo no pretende (en vano lo haría) nombrar todas las formas del arte ni, mucho menos, inventariar el ilimitado acervo de los relatos míticos y los expedientes rituales. Sólo se refiere a ciertas formas específicas en cuanto permiten ellas sugerir mejor los intrincados espacios en donde actúa la forma.
** Buscando complejizar la comprensión de esos espacios, a título operativo y con fines prácticos, se introducen otros conceptos: cada tino de los ámbitos recién nombrados (los del arte, el miro y la ceremonia) puede ser visto desde tres ángulos diferentes: el de la religión, el de la magia shamánica y el de la historia. Tanto como la forma es protagonista de teatros diversos, así es objeto de miradas plurales. Pero en este texto tal variedad de posiciones y puntos de vista no se cristaliza en un, esquema ordenado; sirve más para marcar referencias que para ofrecer rigurosas variables. Los capítulos de este libro, por lo tanto, no se organizan siguiendo cruces sistemáticos entre aquellos conceptos, cuya ductibilidad impide que fragüen sus contornos en un cuadro exacto.
LAS FIGURAS
** Si bien este libro sigue empecinado en referirse al tema del arte, al intentar hacerlo se demora en asuntos que rebasan la competencia de lo artístico. No tiene otra opción para ello que hacerlo desde el puesto que ocupa en parte su autor: el sitio confuso de la crítica de arte. Y cabe reconocer que la crítica de arte es cada vez menos hermenéutica: cada vez menos busca interpretar la producción artística y revelar sus significados ocultos. El crítico se enfrenta a la obra y arriesga tina lectura que, en el mejor de los casos, no hará más que incitar otras, sugerir otros posibles accesos suyos. Ante la presencia, apremiante, de la obra, el crítico levanta su propia lectura; por eso su punto de vista es necesario. Su trabajo no pretende descifrar la obra ni describirla objetivamente ni, mucho menos, juzgarla, sino oponerle tina mirada, cruzarla con ella, y desde ella sacudirla, ponerla en escena y volverla término de otras miradas. Y acá se produce tina coincidencia con ciertas posiciones de la antropología actual que ya no pretenden disipar las brumas de los lenguajes bárbaros sino confrontarse con ellos en cuanto diferentes. El otro ya no es un objeto de estudio que deba ser explicado y aclarado, sometido por la autoridad de la Razón que es tina sola. El otro es un sujeto que me interpela corno sujeto que soy y opone sus verdades a las mías, y refuta con sus formas mis formas y sostiene y devuelve mi mirada: la subjetividad del antropólogo entra en juego en tina relación transitiva que resta «objetividad científica» al discurso pero compensa esta merina precipitando figuras que impiden cerrarlo y que lo perturban y enriquecen con nuevas cuestiones.
** Son enrevesados los caminos de la forma. Y no es intención de este trabajo el desandarlos; no intenta él desenredar las figuras con las cuales los ishir enmascaran lo real para mostrarlo, por un instante, despojado. No busca descorrer velos, arrancar antifaces ni desmontar los artificios de la escena, pues asume que es desde los propios recursos de la representación que mejor se expone la verdad de lo representado. Los mitos y los rituales, la poesía siempre, muestran más mediante lo que encubren que a través de lo que declaran. Resulta por eso cauto desconfiar de la inocente soberbia de un discurso que recae sobre otro pretendiendo arrebatarle el secreto de su última clave. Esta siempre remitirá a otra conformando un traspaso continuo en cuyo derrotero, y sólo en él, podrá hallarse tina pista de esa ausencia radical a que se refiere el arte. «Creemos estar hablando siempre en prosa citando en verdad lo estamos haciendo tantas veces en tropos», dice Goethe. El mito y el ritual, corno el arte por supuesto, se basan en un gran desencuentro, un profundo malentendido: en la brecha abierta entre lo que dicen y lo que callan pueden vislumbrarse las sombras de tina verdad en retirada. Es que, al no utilizar ellos la prosa, sólo sus figuras mezcladas pueden ofrecer indicios de un mensaje que estará siempre en otro lado.
** Sólo resta pues nombrar esas figuras. Pero, ¿cómo hacerlo? La fuerza de la palabra mítica y el poder de la acción ritual, así como la belleza que argumenta una y otra, ocurren durante los trámites del decir directo y el mostrar concreto. La sentencia «traducir es traicionar», no configura sólo un lugar común en la teoría literaria sino un tema obsesivo en el curso de la culposa antropología contemporánea. ¿Cómo repetir el decir del otro cuando que en gran parte este decir supone códigos desconocidos, atmósferas ajenas, otras escenas? La cuestión es especialmente complicada en el caso de los relatos míticos; ya se sabe lo que acontece cuando se los transcribe literalmente en el corto español que generalmente emplea el traductor indígena o el raquítico idioma indígena al que tiene acceso el colector de mitos. Y esto sin considerar los trámites retóricos y argumentales que resultan incomprensibles en horizonte cultural que no fuera el propio. Así, todo el empuje expresivo retrocede ante la forzosa torpeza de esas traducciones indigentes.
** En cuanto este trabajo busca sugerir la compleja riqueza de la cultura ishir sin intentar mostrarla (no digo ya develarla) y ante la ausencia de un recurso mejor; he optado por transcribir libremente los mitos. Es decir, respeto escrupulosamente sus tramas argumentales y sus secuencias narrativas pero utilizo para exponer los relatos un lenguaje que intento sea, según mis posibilidades, más o menos equivalente, culturalmente hablando, al usado por los ishir Es obvio que no pretendo alcanzar sus fulgores originales, tarea que me rebasa-ría por completo, pero sí presentar una narración tratando que mantenga ella algunas sugerencias que en mí ha despertado y que sólo pueden reactivar ^ni tradición cultural y los recursos de mi propia habla. En cierto sentido, consiste en esa apropiación la tarea de la crítica: merodea un discurso ajeno y se cruza con él usurpando asuntos suyos para abrirlos a miradas diferentes; expone no una obra sino una lectura particular de tal obra esperando que estimule ella nuevos acercamientos y posibilite así otras fruiciones.
LOS OTROS DERECHOS
** La cuestión recién expuesta remite a otro propósito de este trabajo: un objetivo, si se quiere, político. Según el mismo, me interesa recalcar la potencia de la cultura indígena no tanto impelido por las exigencias del rigor científico cuanto movido por el deseo de promover el respeto de la diferencia étnica. A través de mi mirada sobre aquella cultura quisiera sugerir que son sus formas tan complejas, intensas y vulnerables como son las de la mía y que como ellas deben ser consideradas. Conozco dos maneras de argumentar en pro de ese respeto. La una es denunciar la feroz violación de los derechos culturales indígenas; esta es la vía elegida por el texto "Misión. Etnocidio" (Escobar.-] 989). La otra es recalcar el valor de la cultura indígena: presentarla no sólo como ámbito de despojamiento y marginación sino como escena de creatividad y autoafirmación étnica; como sede de uno de los proyectos más originales e intensos de la cultura mezclada que se produce en el Paraguay. Los indígenas no son sólo los habitantes más explotados y humillados de ese país: son también grandes artistas y poetas, creadores de cosmovisiones, inventores de maneras alternativas de sentir y pensar el mundo.
** Según este enunciado, no sólo es necesario condenar la opresión de esos hombres y mujeres diferentes y repudiar el saqueo de sus recursos naturales; también se debe reconocer el derecho de sus .símbolos, esas extrañas formas que sobreviven obstinadamente al asedio de la sociedad nacional resistiendo sus embates o negociando espacios con ella. Este es el camino elegido por "La belleza de los otros" (Escobar:1993) y el que sigue ahora este libro. Aunque lo recuerde a menudo y lo dé por supuesto siempre, no insiste por ello en la presencia ominosa del etnocidio neocolonial y prefiere recalcar las posibilidades expresivas de una cultura que, per-seguida y mutilada, seriamente herida, sigue imaginando un derrotero compartido y restañando diariamente las lesiones de su historia profanada.
LOS NIVELES
** La complejidad de los temas que involucra este trabajo exige a la escritura más de una entrada. Por eso, el texto que los trata está redactado desde tres lugares distintos. El primero corresponde a las notas tomadas en presencia de las ceremonias y otros hechos culturales directamente por mí observados. Algunas de estas crónicas son expuestas en forma de diario de campo, tal como fueron redactadas. El segundo atañe a los informes y relatos de los ishir Ya fue salvado que estas comunicaciones, aunque respetadas en su trama argumental y sus secuencias narrativas, son vertidas en español, según los recursos de esta lengua y de acuerdo a mis propias posibilidades expresivas. El tercero integra consideraciones teóricas acerca de los niveles anteriores. Las notas, apreciaciones, análisis y detalles complementarios adquieren presentaciones diferentes según los capítulos (1) y, siguiendo la tónica general de este libro, no siempre conservan sus perfiles y confunden a menudo sus planos con los de los otros lugares.
** La explicitación de las tres dimensiones desde las que trabaja la escritura (observaciones, comunicaciones de los indígenas y consideraciones teóricas varias) no constituyen un recurso literario ni responden a un esquema necesario; significan puntos de orientación para transitar mejor un terreno escarpado (2).
(1) Así, por ejemplo, debido a que en el primer capítulo los comentarios aparecen intercalados continuamente, a lo largo de su desarrollo se los desplaza en su margen derecho a los efectos de facilitar el orden de la lectura. En otros capítulos, la organización del texto promueve que ese recurso gráfico sea innecesario.
(2) Estos niveles equivalen en parte a las tres vías de acceso a los símbolos rituales propuestas por Turner (1980:21): la observacional, la exegética y la interpretativa.
LOS ACTORES
** Moradores de algunas regiones nororientales del Gran Chaco paraguayo, los indígenas llamados chamacoco por la sociedad nacional y autodenominados ishir (aunque no recusen ellos el otro nombre), integran con los ayoreo la familia lingüística zamuco. Su tradicional economía de subsistencia basada en la caza y la recolección alterna con formas nuevas: fundamentalmente la pequeña agricultura, la artesanía y la changa en los establecimientos y poblados vecinos. Se estima que la actual población ishir incluye aproximadamente mil personas; se encuentran éstas distribuidas en dos grupos: los TOMÁRAHO, tradicionales habitantes de la selva, y los EBYTOSO, históricos pobladores de las riberas del Río Paraguay. Aunque ambos grupos se encuentren hoy viviendo similares procesos de mestizaje y transculturación, la presión misionera fue mucho más fuerte entre los EBYTOSO, lo que determinó la pérdida de valiosas experiencias míticas y rituales. Los TOMÁRAHO, apartados de los circuitos Misioneros a costa casi de su extinción, lograron conservar en forma sistemática un cuerpo básico de mitos y ceremonias que dotan al grupo de fuerte cohesión cultural y desencadenan diversas movimientos reculturativos entre los ebytoso.
** Este libro dedica un breve capítulo, el último, a la historia de los ishir actuales, especialmente los TOMÁRAHO, pero prefiere remitir el tema a los trabajos, citados en la bibliografía general, de especialistas como Alfred Métraux, Edgardo Cordeu, Branislava Susnik y Miguel Chase Sardi que se han ocupado de la etnohistoria de los chamacoco y de la situación actual suya en forma competente y detallada.
LAS FUENTES
** Este trabajo se apoya fundamentalmente en los datos y experiencias provenientes del trato que mantengo con ciertos grupos ishir a partir de 1986. Impulsados por el interés de conocer una cultura inquietante y movidos enseguida por el afán de apoyar sus demandas de tierras propias y libertad de culto, en abril de aquel año Guillermo Sequera y yo tomamos contacto con los tomáraho de San Carlos y los ebytoso de Puerto Esperanza. Una parte de éstos ayudaron a. los tomáraho a abandonar el obraje maderero en donde vivían en condiciones Miserables y trasladarse a una fracción de Puerto Esperanza, territorio ishir
** En San Carlos y, posteriormente, en Puerto Esperanza y Potrerito, tuve ocasión de realizar entrevistas a hombres y mujeres de esas comunidades y de levantar un copioso registro de ceremonias y otras prácticas culturales a cuya representación asistí. A lo largo de todos estos años pude además trabajar con informantes tomáraho y ebytoso que viajan esporádicamente a Asunción para realizar gestiones distintas. Dada la envidiable capacidad que tienen los ishir de aprender con rapidez lenguas extranjeras y de hablarlas con soltura, muchos informes fueron expuestos directamente en guaraní o español y no necesitaron por ello de intérpretes; pero, otros tantos, especialmente las narraciones que involucran acontecimientos míticos esenciales, fueron relatadas en ishir y precisaron el concurso de algunos diestros traductores ebytoso (Bruno Barréis, Clemente López y Flores Balbuena). Ciertos informes se basaron en dibujos, algunos de los cuales son publicados en este libro.
** Aunque este texto se asoma al panorama general de la cultura ishir, lo hace recalcando la experiencia de los tomáraho por sobre la de los ebytoso. Este énfasis obedece a un doble motivo. Por un lado, los vínculos más estrechos que mantengo con aquéllos me permitieron acceder a una mayor cantidad de informaciones acerca de sus formas rituales, míticas y artísticas. Por otro, y según así queda indicado, muchas de tales formas son observables directamente sólo entre los tomáraho: éstos conservan la Gran Ceremonia anual y, en gene-ral un cuerpo importante de expresiones que los ebytoso han abandonado. Cabe no obstante hacer constar que, desde el contacto con los tomáraho, ciertos ebytoso de Potreriro se encuentran hoy embarcados en la empresa de recuperar diferentes prácticas rituales.
** Entre las fuentes bibliográficas utilizadas se destacan vivamente las indispensables obras de Branislava Susnik y de Edgardo Cordeu, severos estudiosos de la cultura ishir He recurrido en ciertas ocasiones a consultas personales dirigidas a estos autores, que las contestaron con disposición y paciencia constantes.
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ÍNDICE
· Capítulo I: El gran mito // Capítulo II: El arte // Capítulo III: Las pinturas corporales // Capítulo IV: El rito // Capítulo V: Camino de shamanes // Capítulo VI: La historia // Apéndice I: Clasificación de la piezas del Arte Plumario // Apéndice II: Pinturas shamanicas: casos // Bibliografía citada.

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