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lunes, 8 de marzo de 2010

MANUEL ORTÍZ GUERRERO - NE RENDÁPE AJU, PANAMBÍ VERÁ / Fuente: 25 NOMBRES CAPITALES DE LA LITERATURA PARAGUAYA. Por SUSY DELGADO.

OBRAS de
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
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NE RENDÁPE AJU
Mombyry asyetégui aju ne rendápe
romomorãségui
ymaite guive reiko che py´ápe
che esperansami
Mborayhu ha yuhéigui amanombotáma
ko`ápe aguahẽvo.
Tañesuna ndéve ha nde poguivépa
che mboy`umi.
-
Yvoty nga`u hína ko che rekove
aipo`o haguã rojapi pype.
-
He`íva nde rehe los karia`y kuéra
pe imandu`ahárupi
kuña nde rorýva música porãicha
naimbojojahái
che katu ha`éva cada ka`aru
nde rehe apensárõ
ikatu va`erã niko che ichugui
añembyesarái.
-
Ku clavel potýicha ne porãitéva
repukavymírõ,
ne porãitevéva el alba potýgui,
che esperansami,
na tañemondéna jasmín memetégui,
che rayhuhaguãicha
ha ku che keguýpe che asusena blanca,
che añuãmi.
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PANAMBÍ VERÁ
Panambí che raperáme
reséva rejeroky
nde pepo kuarajhy'ãme
tamor’e añeñoty.
-
Reguejy haguã che pópe
aikóva che romuña,
ha tory, ku torypape
che áripi rehasá.
-
Nde réra oikóva
ku eíra saitéicha
che ahy'o kuápe,
ha omboasukáva
chéve amboy'úvo
che resay.
-
Ku ñuatindy rupi
ñu, Ka'aguýre
ne muñahápe,
iku’ipáva anga che pópe
huguy syry.
-
Panambí,
ndéichagua Tupã rymba
nipo oimé iporãva,
resẽ yvytúndie
che yvoty týre
nde saraki.
-
Remimbivérõ
ko che resápe
remimbipáva.
Tove mba’éna
nde rapykuéri
tañehundi.
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LA AMARGA PLEGARIA DE UNOS LABIOS EN FLOR
Dejadme, mis amigos, solo con las estrellas;
necesito de calma, de paz, y necesito
que se nutra mi espíritu de amor y de infinito,
solo con las estrellas, bajo la noche azul:
.
No me busquéis, os ruego, dejadme. No quisiera
mis cantos y suspiros que recojáis del viento,
porque podrán mis versos, con su fatal aliento,
empañar la alborada de vuestra juventud.
.
¡Dejadme solo, solo! Yo soy aquel que un día
ritmaba estrofas de oro, de sueño y primavera,
brindando por el Arte, la Vida y la Quimera,
sentado entre las dulces princesas del placer;
ya soy, ahora, el hijo del mundo con el alma
pálida y afligida; mis sueños juveniles
se fueron con mis veinte ya difuntos abriles,
y aquellos frescos años jamás han de volver.
.
Mis ilusiones fueron claroscuras gaviotas
que volaron un día rumbo a playas remotas,
en bandadas alegres, para no volver más;
eran locas y audaces errabundas del cielo,
y habrán muerto ¡quién sabe! de ansiedad y de anhelo
con la sed infinita de beber cielo y mar.
.
Sobre mi joven frente se ve la enorme marca
del destino, y el rostro tiene la prematura
gravedad tragi-cómica que le dio la amargura
al pasar por la sucia callejuela del mal.
Sutil hipocresía, me esfuerzo en ser risueño,
a ahuyentar la tristeza... cuando sufro y de noche
se me acerca el fantasma del cadáver de un sueño
insepulto y mal muerto que no puedo olvidar.
.
Mi carne pecadora ya tiene las señales
profundas de la vida; las injurias del mundo
me acribillan feroces con sus siete puñales,
por eso, mis amigos, quiero que huyáis de mí;
mil veces pasmada está la sangre de mis venas
por el glacial espanto de la miseria humana,
y en mi jardín fragante las blancas azucenas,
moradas las ha vuelto mi invierno juvenil.
.
Mi juventud es como si fuera una virgen pálida
apoyada en la lira, donde duerme una estrofa
inmortal, aún en forma de armoniosa crisálida
que algún día, ¡tal vez nunca! mariposa será;
virgen pálida y sola ¡juventud! mi tesoro:
con un ala de cisne desplegada hacia el cielo,
en la orilla te espera dulce góndola de oro
y... una rubia sirena canta en medio del mar.
.
He de alzar como hostia mi corazón, sangrante
de tremendas heridas, hasta la Estrella pura
del amor y del arte que en mi noche fulgura,
porque se lave al beso de sus labios de luz.
Dejadme, mis amigos, necesito de calma,
de silencio, que el mundo me olvide, y necesito
estar solo, muy solo, de cara al infinito
con todos mis dolores bajo la noche azul.
.
He caído tres veces -golondrina vencida-
en los irresistibles brazos de las adúlteras
delicias luctuosas, deshojando mi vida
como una enorme rosa, llena de juventud.
Yo, pecador, confieso que llevo en carne el signo
de cilicios profanos, y después de los besos
impuros de este mundo, que mi labio es indigno
de nombrar a mi amada, ni posarse en la cruz.
.
La sonrisa perversa de Satán en mi savia
fluye, y bajo mi lengua quema con su delicia
el beso voluptuoso de la serpiente sabia
que me clava profundos sus ojos de rubí:
soy tan impuro y malo. ¡Con el corazón lleno
de infinita tristeza, murmuro en los crepúsculos
con los ojos cerrados: "Yo quiero ser más bueno,
Señor mío Jesucristo, ¡no te olvides de mí"!
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OPINIONES SOBRE EL AUTOR
Arturo Alsina
hace un hermoso retrato del poeta en su estudio Ortiz Guerrero y su época. Evocación de juventud, recordando el día en que lo conoció:
"Romero de ignorados caminos, vigía de estrellas, 'con su morral de ensueño a cuestas', apareció un claro día en nuestro viejo Colegio. Transparentando a través de su humilde aspecto de estudiante campesino la prestancia reveladora de auténtica aristocracia espiritual, que no habría de ser desmentida jamás, ni en hechos ni en palabras, se ganó de inmediato el interés y la simpatía de aquella sociedad juvenil, alegre y esperanzada. Amplia la frente, cuya comba daba una sensación de claridad; ensortijados los cabellos de la romántica melena; verdes, grandes y brillantes ojos; sonriente la boca de labios carnosos. La voz, de acento cálido y armonioso, parecía elevarse de lo hondo de un alma iluminada".
** En este mismo texto, un poco más adelante se lee:
"Al mismo tiempo que publica sus primeros versos, se da a conocer en cenáculos y asambleas. Su voz melódica imprime a las palabras una grata tonalidad, un hondo sentido potencial y las aligera y las ahonda, dotándolas con hábil fonética, de cierta plasticidad ideal que las hace más gráficas y comprensibles. Sus recitales de cenáculo compiten con sus discursos. En la tribuna se apodera de inmediato del auditorio con magnética atracción. Frente a la muchedumbre se destaca su cabeza dantoniana y la palabra, imagen o anatema, fluye de sus labios, ora tonante, ora tierna. Pudo llegar a ser el primer orador de su generación, de habérselo permitido el destino. Este poeta que tan bien canta al amor tiene vocación de luchador, siente sed de justicia y no teme a la muerte".
** Y rescatamos también los rasgos del poeta maduro, ya herido por la enfermedad, que pinta Alsina:
"Manú ejerció, ignorándolo, un apostolado que le dio jerarquía de maestro. Su influencia no fue precisamente literaria, fue sobre todo moral y espiritual. La dignidad con que vivió su dolor, la grandiosidad de su ejemplo, aquel optimismo sobrehumano que superaba su gran desventura, el gráfico puro de ascensiones triunfales de una vida sin contradicciones, el inextinguible ideal que lo animaba, diéronle una autoridad moral por nadie alcanzada en el país, dentro de los límites de su generación".
** Facundo Recalde, en otra Evocación de Ortiz Guerrero, dice, por su parte:
"Yo, que lo amé como un hermano, que venero su memoria y que fui su compañero hasta morir, no voy a decir a ustedes, sus devotos, que Ortiz Guerrero fue, como poeta, lo que se llama un genio, porque siento horror por el ditirambo desbocado y procuro curarme en salud del vicio paraguayo de carecer de toda noción de la medida. Su enfermedad-que no intervino para nada en su poesía- y la pobreza de nuestra poesía lírica hipertrofiaron en complicidad su fama de poeta. Faltábale, ante todo, originalidad, ya que en sus versos las reminiscencias de Rubén Darío son demasiado transparentes..."
"No fue un poeta genial Ortiz Guerrero -añade más adelante Recalde-, pero quién sabe si no habría llegado a serlo si no hubiese obturado la veta de excelsitud que supuraba su alma inmensa. Su orgullo mayestático, su virginal pudor, su espanto ante la sola idea de inspirar piedad, le hicieron callar su voz más trágica y auténtica, la clamorosa, imprecadora y horadante voz que habría sido un grito de infinito en apóstrofe al destino. Pero Ortiz Guerrero no iba a permitirle a su naturaleza humana el más mínimo temblor de debilidad, ni la insinuación siquiera de un escalofrío. Y al saberse enfermo taponó el volcán que habría inundado con su lava hirviente las vidas de ayer, de hoy y de mañana".
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Fuente: 25 NOMBRES CAPITALES DE LA LITERATURA PARAGUAYA. Compilación y selección: SUSY DELGADO. Editorial Servilibro, Asunción-Paraguay, 2005 (389 páginas).
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1 comentario:

  1. Manuel Ortiz Guerrero, es uno de los poetas más puros, sus poemas llegan al corazón.
    ¡Me fascinan sus poemas!

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